Este libro examina la figura de la loca en cuatro novelas publicadas en los años noventa dos
mexicanas y dos mexicano-americanas. La presencia ubicua de la loca en la cultura mexicana ha
sido desde siempre destacada y por ejemplo la escritora Edmée Pardo a principios del siglo
XXI habla del llamado imaginario de la enfermedad para referirse a la omnipresencia de esta
figura en la literatura mexicana producida por mujeres. Sin embargo hasta ahora no existe
ningún estudio crítico que explore la relevancia de esta presencia y o sus diferentes
manifestaciones. Este libro intenta llenar dicho vacío crítico al mismo tiempo que también
explora las dificultades a las que las escritoras aún se enfrentan para crear protagonistas
liberalizadas e independientes. Garro y más claramente Pagano son ejemplos de la explosión en
publicación femenina que se viene llevando a cabo en México desde la década de los ochenta. Por
otra parte Castillo y Escandón se han beneficiado asimismo del boom de escritura femenina
chicana y latina en el mercado estadounidense. Sin embargo si en muchos sentidos estas
escritoras han sido claramente privilegiadas en muchos otros continúan estando marginadas con
respecto por ejemplo a su inclusión en el canon literario y al reconocimiento público del
valor literario de su obra. Esta ambigüedad se traduce igualmente en sus protagonistas
enloquecidas y así mientras que todos los textos coinciden en presentar a la loca como una
figura de ruptura de unos comportamientos y espacios tradicionalmente asignados a lo femenino
igualmente exhiben la dificultad a la hora de mantener a flote esta imagen literaria de una
liberalización femenina.