El propósito principal de este libro es plantear las dificultades de traducir obras literarias
híbridas que no están escritas ni en español ni en inglés sino en ambas lenguas a la vez. La
cuestión no es baladí si pensamos que esa opción que plantean ciertos escritores
latinoamericanos es resultado de una elección vital el reflejo de unos valores del pasado y
del futuro a los que no quieren renunciar. La labor del traductor es en estos casos cuando
menos compleja y trae consigo unas reflexiones éticas sobre el poder del inglés como lengua
franca o sobre cómo entender conceptos tales como los de identidad y diferencia.