Una veintena de estudios tras la presentación de la obra analizan la importancia de la tarea
traductora de la Orden de Predicadores para el contacto con nuevos pueblos. Si la misión en
América en el siglo XVI y en Extremo Oriente fueron los escenarios más importantes para poner
en práctica los conocimientos sobre las lenguas y culturas también lo fueron para practicar
sus técnicas de acercamiento para el adoctrinamiento a los cientos de pueblos con los que
debieron confrontarse además de para poder resolver los conflictos del dogma con judíos
conversos musulmanes o herejes. La obra supone una original contribución por el descubrimiento
de los particulares métodos de instrucción de los dominicos (religiosos pedagógicos etc.) y
los utilizados para la elaboración de gramáticas y vocabularios de multitud de lenguas de los
pueblos indígenas con los que debieron entrar en contacto.