Paula es una niña despierta curiosa y que carece de timidez. Una niña de pelo rubio y rizado
que explora el mundo poniendo a prueba y agotando la paciencia de mamá y sobre todo de papá con
demasiada frecuencia. Sin duda Paula fue una niña muy deseada. Sus padres apenas podían
contener las ganas de sostener a su tesoro entre los brazos a medida que se acercaba la fecha
de su nacimiento. Finalmente vio la luz de sol el 15 de julio en un caluroso día de verano.
Paula hizo su primera gran actuación y rápidamente quiso triunfar sobre el escenario. El
viaje al hospital se le hizo demasiado largo y vino al mundo en el asiento trasero del nuevo
Skoda de papá. Consiguió que su padre exclamara por primera vez mirando al cielo - ¡Dios mío!
¿Qué será eso?- A continuación fue Paula la que se encargó de berrear. Su padre estaba
totalmente equivocado si pensaba que su princesa sería una muchacha tranquila y obediente. Todo
lo que Paula vio oyó y aprendió en la guardería lo puso en práctica en casa. Empezó la época
de las preguntas. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿De qué manera? A Paula no le gustaba la palabra no por
este motivo se le oía a menudo gritar: - ¡Pero es que yo quiero! ¡Sí que puedo! Paula estaba
convencida de que de algún modo todo lo hacía bien y todo lo hacía con gran entusiasmo.
Astrid Lindgren una de mis escritoras favoritas es se dio cuenta de que los niños perciben el
mundo que les rodea con sus propios ojos. Del mismo modo que Astrid ha conservado su infancia
sueño con regresar a vivirla a través de mis libros. Mi deseo es llevar a los lectores a
recordar la que probablemente sea una de las etapas más bonitas de la vida junto a sus hijos y
nietos y al mismo tiempo a ver el mundo aunque sea solo por un momento otra vez desde los
ojos de un niño. Cumplir con ese objetivo sería una gran satisfacción para mí.