Nueva York 1936. La pequeña casa de comidas El Capitán arranca su andadura en la calle Catorce
uno de los enclaves de la colonia española que por entonces reside en la ciudad. La muerte
accidental de su dueño el tarambana Emilio Arenas obliga a sus indomables hijas veinteañeras
a tomar las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una
prometedora indemnización.