Los estudios sobre historia de la ortografía tienden a centrarse en la relación entre los
elementos gráficos y fónicos. Sin embargo en los procesos de codificación y unificación
ortográfica intervienen factores que no siempre están relacionados con la representación de lo
oral. En este libro se estudia la fijación de la ortografía del castellano a partir del siglo
XVIII desde una perspectiva historiográfica. Se atiende en él a la extensión de la norma
académica y a las propuestas ortográficas no académicas a uno y otro lado del Atlántico que
dieron lugar a procesos paralelos de oficialización normativa en el siglo XIX. En esta etapa
los autores utilizaron argumentos de diferente tipo para defender sus sistemas y entre ellos
estuvieron las referencias a los tratados ortográficos de siglos anteriores. Esta obra examina
cómo este argumento de carácter historiográfico dio lugar a la recuperación de algunos de esos
tratados de la tradición así como a la elaboración de las primeras historias de la ortografía
del castellano a través de los textos que se habían ocupado de su codificación.