La sorprendente variedad estilística y la personal adaptación de géneros de Emilio Carballido
se interpretan como articulación y reflejo de una preocupación ética que denuncia la mutilación
de la autenticidad del individuo al que se imponen discursos o miradas ajenas. El análisis
muestra cómo los elementos dramáticos establecen una nueva perspectiva sobre la vida de los
personajes y sus espectadores. Así el estilo convencional de las piezas costumbristas se ve
contradicho por un metatexto poético que revela la profundidad de las vivencias cotidianas. Por
otra parte los recursos épicos y espectaculares aparecen cuando Carballido trata de expresar
la mutilación de grupos sociales o de la nación entera. Finalmente el entorno ritual de sus
obras más antirrealistas permite al espectador adentrarse en cuestiones existenciales acerca de
la naturaleza humana.