El siglo XVIII español asiste a un extraordinario auge de los almanaques o pronósticos
astrológicos tras el éxito de la fórmula creada por Diego de Torres Villarroel muy imitada
desde la década de 1730. Lo que eran breves folletos funcionales con el calendario anual y sus
predicciones astrológicas devienen piezas más largas y ambiciosas de contenidos literarios o de
divulgación didáctica. Este proceso alcanza su apogeo en los años 50 y luego decae hasta su
práctica extinción a fines de los 60 pero ha sido generalmente olvidado en la historia
cultural española por los prejuicios contra la astrología por la incomprensión de su contexto
y por la naturaleza menor jocoseria o popular de la producción almanaquera. Tras las huellas
de Torres Villarroel resultado de un proyecto de investigación colectivo presenta los
primeros estudios monográficos sobre los quince autores más relevantes de este género
seguidores imitadores o contradictores de Torres Villarroel: Francisco León y Ortega Gómez
Arias Alejos de Torres Pedro Sanz Tomás Martín Isidoro Ortiz Antonio Romero Martínez
Francisco de Horta Germán Ruiz Gallirgos José Patricio Moraleja Jerónimo Audije Francisco
Martínez Molés Bartolomé Ulloa José Iglesias de la Casa y José Julián López de Castro.